Este tiempo de Invasión es tiempo de conquista y de confrontación, un tiempo en el cual es sabio usar toda la armadura espiritual de Dios para enfrentar con éxito a los enemigos espirituales. Para ello debemos estar ceñidos con la verdad, no mentir; usar la coraza de justicia; vestirnos de pureza e integridad, caminar en forma correcta; usar el escudo de la fe, creer y tener la plena confianza que Dios nos ayudará, y estar convencidos que Dios concederá Sus milagros aún en aquellas personas que no tengan fe, pero que por nuestra fe serán activados. Debemos tomar la espada del Espíritu, comprender que salimos por la Palabra y con ella destruiremos los falsos argumentos que atan a cientos de personas, que las enceguecen y hacen que se pierdan. Y pongámonos el yelmo de la salvación, ese casco que representa la idea fija en la que está puesto nuestro corazón: la salvación. 

Isaías 52:7 cita: “Cuán hermosos son sobre los montes los pies del que trae alegres nuevas, del que anuncia la paz, del que trae nuevas del bien, del que publica salvación, del que dice a Sion: ¡Tu Dios reina!”. Este es un tiempo en el que necesitamos revisarnos, tomar decisiones de santificación y ponernos a cuentas con Dios para que no haya ningún argumento que el diablo pueda usar para dañarnos.

Vestidos, fortalecidos y protegidos de esa manera el diablo no podrá tocarnos. La victoria es nuestra, ¡somos más que vencedores!