Es interesante que el pasaje hable de
“la oración de fe”. La Escritura lo menciona
así porque hay oraciones que no son de fe.
Existen oraciones de temor, como las que
hicieron los discípulos al Señor en la barca,
cuando estaban en medio de la tormenta; hay
oraciones de incredulidad, como la del padre
del muchacho endemoniado cuando le dijo a
Jesús “si puedes hacer algo…”; tenemos también oraciones de auto-conmiseración, como
la del profeta Elías cuando huía de Jezabel.
Hay muchas oraciones que no son de fe, pero
las que son de fe, esas, son las oraciones
realmente eficaces.
¿Cuáles son las oraciones de fe? Las que
hacemos firmemente parados en aquellas promesas que recibimos como palabra rhema, o
en una palabra específica para nosotros que
recibimos a través de un profeta, de un sueño
o de cualquier otra manera. Una manera de saber si las oraciones que hacemos son de fe
o no es observar qué imágenes hay en nuestra mente en el momento en el que hacemos
esa oración. Si al orar estamos viendo cara a
cara el problema, entonces tenemos que corregir la oración; en cambio, si en nuestros
pensamientos o en nuestra imaginación vemos el milagro que necesitamos como si ya
estuviera hecho, entonces nuestra oración va
camino a ser una poderosa oración de fe que
dará resultados extraordinarios.
Dentro de pocos días estaremos haciendo una vigilia gigantesca con gente de muchas ciudades y de varios países. ¡Asegurate
de que tus oraciones sean oraciones de fe!
Sugerencia Práctica
Padre, te pido que me enseñes
a orar oraciones de fe. Que pueda apoyarme
firmemente en cada una de Tus promesas,
en Tu Palabra, para así hacer oraciones que
sean de fe, eficaces, que produzcan un efecto extraordinario. Dijiste que la oración eficaz
del justo puede mucho, y yo lo creo.