La Palabra de Dios soltada desde los cielos, una orden, una promesa, una regla, un
mandamiento, toda palabra que sale de la
boca de Dios que tiene un rhema en nuestro
corazón suelta un poder intrínseco sobrenatural para que los objetivos, los propósitos y
los planes de Dios se cumplan. El Señor suelta la palabra y en ella el poder para que esta
cumpla el propósito para el cual fue enviada,
es por ello que Salmos 107:20 cita: “envié mi
palabra y los sané”.
La Palabra de Dios es espíritu y es vida.
Hay un poder espiritual que albergan las
palabras soltadas por Dios desde los cielos.
Aprendamos a movernos, a caminar sobre la Palabra de Dios. Declaremos, decretemos que lo que soltamos se cumplirá, no porque nuestra humanidad tenga que provocarlo, sino que el rhema que está en nuestro corazón trae el poder para que se cumplan los
propósitos de Dios establecidos en esa palabra específica. Cuando Dios te desafíe, te enseñe, te muestre, te hable, caminá. ¡Grandes
cosas hará Dios con tu vida! El hombre está
necesitando escuchar a Dios; La Palabra tiene poder.
Dios no se mueve con las leyes de sabiduría humana, sino con leyes espirituales;
Él habla poder. Declaremos positivamente
cada día sobre lo que estamos esperando. La
declaración de lo negativo nos ata al dolor,
a la resignación y a la limitación. ¡Hablar en
fe y en poder suelta los milagros y el poder
de Dios!