Cuando los cristianos salimos a la calle muchas veces nos encontramos con que
los principios de Jesucristo, como el amor, el
perdón, la honestidad, la pureza, la sujeción
a las autoridades, no son recibidos por algunos corazones. La Palabra hace referencia a
este tema cuando dice: “engañoso es el corazón más que todas las cosas y perverso”. Muchos reaccionan mal frente a los principios
y mandamientos de Dios; sin embargo, frente a estos hechos no debemos enojarnos ni
ejercer presión, pues nuestras armas no son
carnales. Esas armas de Dios en nuestras
manos, Una oración, una palabra ungida, un
versículo bíblico dado en el momento correcto, son las armas que traerán una bendita
transformación, la persona será perdonada
de sus pecados, tendrá un nuevo acceso a
Dios y heredará la vida eterna.
La capacidad de estas armas es la destrucción de ciertas fortalezas mentales que hacen que haya personas que se comporten
de manera contraria a la ética y la honestidad. Ellas derriban la altivez y la autosuficiencia humana, todo aquello que le impide
al ser humano conocer a Dios.
Confiemos en Dios y en el poder de nuestras armas espirituales para que junto con la
intercesión miles de almas conozcan a Dios.
Amemos al que no tiene a Dios, compartamos
una promesa bíblica, un versículo, oremos
con fe y cada ese corazón será transformado.
En este tiempo de Invasión no salgas solamente a la calle con un folleto en la mano,
camina equipado del respaldo espiritual de
Dios. Orá, intercedé y verás como el amor de
Dios conmoverá a los corazones más duros.