Dios estaba a punto de mostrarse majestuosamente, y Elías deseaba en su corazón que hubiera la mayor cantidad de testigos posibles. Dios estaba por traer fuego del
cielo y el mundo entero tenía que verlo. Por
eso hablo al pueblo y les dijo: “¡Acérquense!,
¡vengan todos!”. El versículo 38 narra que una
señal impresionante tomó lugar, y de una
forma realmente espectacular, salió del cielo
una llamarada poderosa de fuego que quemó
todo el holocausto, la leña y hasta las piedras. El efecto fue contundente y cambió la
historia de esa nación. Todo Israel declaró a
una voz que Jehová era el Dios del cielo, que
Jehová era realmente Dios. La clave de semejante conversión masiva fue la convocatoria.
El versículo 39 cita: “Viéndolo todo el pueblo,
se postraron y dijeron: ¡¡Jehová es el Dios,
Jehová es el Dios!”. Imaginate si semejante milagro hubiera sido visto por un puñado de
israelitas. Seguramente ellos hubieran ido a
contarles a otros lo que acaban de ver, pero
chocarían con la incredulidad de la mayoría.
Convocar, invitar a la iglesia, a los eventos
evangelísticos, a las actividades especiales de
la iglesia, es clave. Cuando Dios hace milagros en la iglesia y Su presencia envuelve a
las personas hasta derretirlas de amor, todos
los presentes serán alcanzados por el amor
de Dios, y muchos de ellos rendirán sus vidas
a Jesús. Cuanta mayor cantidad de gente invitamos y convocamos hay más posibilidades
de que sean muchos los que reciban al Señor.
Estamos a pocos días del evento de Invasión.
Invitalos, convencelos. Dijo Jesús en la parábola de las bodas: “forzadlos a entrar para
que se llene mi casa”.
Sugerencia Práctica
¡Invitá a más personas al evento evangelístico!