Jesús estaba enseñando a Sus discípulos y a los demás cristianos cómo debían ser
sus oraciones, y la primera frase los impactó:
“Padre nuestro…”. Para los israelitas era una
ofensa que alguien pudiera decir que Dios era
su Padre; muchos de ellos estaban enojados
con Jesús por decir que Él era el hijo de Dios.
Por mucho tiempo la religión les había prohibido orar de esta manera, por lo que esta
nueva forma que Jesús les estaba enseñando
era muy confrontativa, ya que cambiaba su
manera de orar de manera radical, acercándolos a un Dios amoroso y paternal.
Todos necesitamos un papá que nos
ame, nos valide y nos guíe. Un padre no solo
es una autoridad superior, sino alguien que
nos ama, se interesa por nuestro bienestar,
planea que nos vaya bien, suple desde su lugar nuestras necesidades. ¡Nacimos para vivir bajo la paternidad amorosa y protectora
de Dios!
Muchas personas que no tienen a Dios
padecen una tremenda sensación de orfandad y si a esto le sumamos que en algunos
casos la experiencia con su papá no ha sido
muy buena, la revelación de Dios como un
Padre bueno se torna más difícil. Conocer a
Dios como Padre es la revelación que mayor
transformación trae al corazón del ser humano. Por ello, es importante que antes de presentar en Invasión a Dios como Papá, primero
nosotros mismos lo experimentemos de esa
manera. Solo así podremos transmitirle a la
gente que Él es su Padre, que está interesado en ellos, que los ama, y que quiere lo mejor para ellos. ¡Descubrir a Dios como Padre,
hará que sus vidas cambien para siempre!