Para los grandes hombres de la Biblia
la fortaleza en el ánimo fue fundamental
para alcanzar los propósitos de Dios. Abraham luchó esperanza contra esperanza para
no desanimarse y seguir esperando en fe, y
Nehemías, por su parte, animó a su gente
a mantenerse fuerte en su ánimo diciéndoles: “el gozo de Jehová es nuestra fuerza”. El
apóstol Pablo fue muy cuidadoso en esto, él
visitaba con cierta periodicidad las iglesias
que había establecido, confirmando el ánimo
de la iglesia (Hechos 15:41) y el de los discípulos (Hechos 14:22; 18:23).
En Efesios 3:16 Pablo se refiere al ánimo
cuando dice: “… para que os dé, conforme a
las riquezas de su gloria, el ser fortalecidos
con poder en el hombre interior por su Espíritu”, y en Colosenses 1:11 vuelve a hablar de
ser fortalecidos con poder para toda paciencia
y longanimidad. La palabra que se traduce
como “paciencia” es jupomoné, que significa
“resistencia anímica y capacidad de aguantar alegres con esperanza y constancia”. Como
podemos ver, el Señor nos manda a estar alegres y desechar la amargura y el enojo.
Veamos cómo mantener nuestro ánimo firme:
1. Por medio del Espíritu Santo, como
leímos en Efesios 3:16 y en Éxodo 31:6.
2. Creyéndole a Dios. Creerle a Dios fortalece tu ánimo en esperanza y lo llena de
gozo y paz (Romanos 15:13).
3. Cuidando nuestros pensamientos.
Como enseña Filipenses 4: 8, tenemos que
confiar en la fidelidad y la bondad de Dios.
No bajes los brazos bajo ninguna circunstancia, tomate de las manos del Señor
y confiá en Él. Mantené tu ánimo siempre
arriba, pues la gente que te rodea te necesita
alegre y con energía.