DEVOCIONAL: 71 días de Conquista

Día 47 - Jueves

EDIFICÁ UN ALTAR

“Y Jehová dijo a Moisés: Así dirás a los hijos de Israel: Vosotros habéis visto que he hablado desde el cielo con vosotros. No hagáis conmigo dioses de plata, ni dioses de oro os haréis. Altar de tierra harás para mí, y sacrificarás sobre él tus holocaustos y tus ofrendas de paz, tus ovejas y tus vacas; en todo lugar donde yo hiciere que esté la memoria de mi nombre, vendré a ti y te bendeciré”.
Éxodo 20:22-24
Existen dos maneras de estar en relación con Dios: una correcta y otra incorrecta. La incorrecta es la idolatría. Relacionarnos con Dios a través la veneración de imágenes y de la religiosidad no es la manera correcta. La forma correcta es el altar. Cada vez el pueblo de Dios ganaba una batalla, honraba a Dios edificando un altar con piedras, una sobre otra, a Su nombre. Los altares son símbolos de lo que Dios espera de nosotros.

La correcta comunión con Dios está vinculada a que haya un altar en nuestra vida. Veamos los símbolos que debe haber en un altar: Las piedras representan nuestro corazón, si están dispersadas, el altar no está completamente dedicado al Señor. Necesitamos juntar todas las piedras (pensamientos, emociones, voluntad) para que conformen un solo altar, fuerte, firme y consagrado para Dios. Luego debemos colocar la leña que hace arder nuestras motivaciones y nuestra pasión, y que debe ser repuesta constantemente para que el fuego no se apague. Sobre la leña va el sacrificio. El altar de nuestra vida está constituido para recibir el sacrificio de Jesucristo en la cruz. Lo que coloquemos en el altar es lo que honraremos y a lo que nos someteremos. Si en él está Jesús, a Él nos someteremos y a Él honraremos. Solo así el fuego de Dios caerá y activará el sacrificio en nosotros, y la bendición, la paz, la sanidad, la salvación y los milagros serán derramados a nuestro alrededor. Hagamos esta tarea de Invasión consagrándonos a cada paso a Jesús, convirtiendo así nuestra vida en un verdadero altar.

Oración

Señor, te pido que me enseñes a ser un verdadero altar, que pueda arder con fuego solo para vos, y que tu presencia y tu fuego vengan sobre mí. Te lo pido en el nombre de Jesús, amén.

Sugerencia Práctica

Seguí clamando por cada persona, en especial por tus seres queridos. ¡No te olvides de tu lista!
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