Existen dos maneras de estar en relación
con Dios: una correcta y otra incorrecta. La
incorrecta es la idolatría. Relacionarnos con
Dios a través la veneración de imágenes y de
la religiosidad no es la manera correcta. La
forma correcta es el altar. Cada vez el pueblo
de Dios ganaba una batalla, honraba a Dios
edificando un altar con piedras, una sobre
otra, a Su nombre. Los altares son símbolos
de lo que Dios espera de nosotros.
La correcta comunión con Dios está vinculada a que haya un altar en nuestra vida.
Veamos los símbolos que debe haber en un
altar: Las piedras representan nuestro corazón, si están dispersadas, el altar no está
completamente dedicado al Señor. Necesitamos juntar todas las piedras (pensamientos, emociones, voluntad) para que conformen un
solo altar, fuerte, firme y consagrado para
Dios. Luego debemos colocar la leña que hace
arder nuestras motivaciones y nuestra pasión,
y que debe ser repuesta constantemente para
que el fuego no se apague. Sobre la leña va el
sacrificio. El altar de nuestra vida está constituido para recibir el sacrificio de Jesucristo
en la cruz. Lo que coloquemos en el altar es lo
que honraremos y a lo que nos someteremos.
Si en él está Jesús, a Él nos someteremos y a
Él honraremos. Solo así el fuego de Dios caerá
y activará el sacrificio en nosotros, y la bendición, la paz, la sanidad, la salvación y los
milagros serán derramados a nuestro alrededor. Hagamos esta tarea de Invasión consagrándonos a cada paso a Jesús, convirtiendo
así nuestra vida en un verdadero altar.
Sugerencia Práctica
Seguí clamando por cada persona,
en especial por tus seres queridos.
¡No te olvides de tu lista!