La orden de estar siempre felices no parece ser fácil de cumplir, pero es una de las
grandes claves para no perder nuestra fuerza interior en medio de los conflictos y las
pruebas, en tiempos de mucho trabajo o en
cualquier circunstancia adversa que debamos atravesar.
Para estar fuertes es determinante poder mantener nuestro interior lleno de alegría, y para esto es decisiva nuestra vida de
oración. Ese “orad sin cesar” implica tener
un tiempo estable diario a solas con Dios, al
que podemos agregarle otros momentos de
oración en grupo. Por otro lado, también nos
anima a no “desconectarnos” de Dios. ¿Qué
significa esto? Que por encima de nuestros
tiempos formales de oración, durante el resto del día debemos continuar en actitud de oración, atentos a escuchar una directiva del
cielo, dispuestos a hacer pequeñas oraciones
mientras estamos manejando, en la oficina o
en cualquier momento. Esta es una manera
de orar sin cesar.
Finalmente, una actitud interna de gratitud constante hacia el Señor —¡tenemos
tanto cada día para agradecerle!— y hacia
las personas, nos permitirá tener nuestro
corazón y nuestra mente libres de amarguras y de cargas.
¡En Dios ser feliz y no perder fuerzas
es posible!
Sugerencia Práctica
¡Que tus visitas estén llenas de amor!