Hoy es el primer día después de la toma de la ciudad, ¡los cielos ya están abiertos! Cuando Jacob recibió las promesas del Padre vio los cielos abiertos, una gran escalera y a los ángeles de Dios. Durante el bautismo de Jesús, los cielos se abrieron y el Espíritu Santo descendió como paloma sobre el Señor (Mateo 3:16). Más adelante, Hechos 7 nos cuenta como Esteban fue recibido con los cielos abiertos. Cuando los cielos están abiertos se activa un fluir poderoso entre el cielo y la tierra, las oraciones suben con una gran libertad y el amor, la presencia, el poder de Dios se manifiestan mucho más. Jesús le dijo a Natanael que vería cosas mayores porque pronto los cielos volverían a abrirse.
En este tiempo, con la autoridad que Dios nos ha dado, hemos establecido poderosos decretos espirituales y hemos atado al hombre fuerte. Es momento de prepararnos en fe para ver cosas mayores y que la promesa de Dios se cumpla. En nuestro interior está el poder que transforma nuestras vidas, y este poder debe ser soltado y multiplicado en miles para que conozcan a Dios. Necesitamos ser personas de resultados. ¡Los cielos ya están abiertos y listos para rescatar miles de almas!
Salgamos a tomar las peticiones de las personas confiados y sabiendo que el enemigo está atado, ya no tiene poder, las almas le fueron arrebatadas. Es el tiempo de la gran cosecha, la etapa en la que veremos a las personas entregarse a Jesús y las peticiones serán respondidas. ¡Veremos cosas mayores!