Así como Jesús fue enviado por el Padre, nosotros somos enviados por Jesús; es
por esta razón que cada uno de nosotros está
haciendo la obra del Señor no por su propia
cuenta. Cada paso que Jesús daba lo hacía
con la misma autoridad de Aquel que lo había
enviado. Allí estaba Su poder, Él se movía dirigido por Dios y en Su nombre hacía señales
extraordinarias. Hoy nosotros en el nombre
de Jesús también estamos habilitados para
soltar maravillas, prodigios y señales. Cuando Jesús nos envía nos llena de autoridad y
de poder. Toda la postestad que recibió Jesús, ahora nosotros, Sus hijos, la heredamos
para ponerla en marcha. La unción que está
sobre nosotros es la misma que la de Aquél
que nos envió.
Lucas 4:18-19 describe la unción que estaba sobre el Señor: “El Espíritu del Señor está sobre mí, por cuanto me ha ungido para dar
buenas nuevas a los pobres; me ha enviado a
sanar a los quebrantados de corazón; a pregonar libertad a los cautivos, y vista a los ciegos;
a poner en libertad a los oprimidos; a predicar
el año agradable del Señor”.
Por su parte, Juan 14:12 cita: “De cierto,
de cierto os digo: El que en mí cree, las obras
que yo hago, él las hará también; y aun mayores hará, porque yo voy al Padre”.
¡Qué maravilloso! Fuimos enviados con
poder sobrenatural para demostrar las maravillas de Dios. Por eso, hoy, mañana y cada
día al salir con Invasión esta unción irá contigo y te respaldará. No vas solo. ¡Creé que
verás muchas bendiciones y cosas extraordinarias, determinate a soltarlas, y ellas ciertamente sucederán!
Sugerencia Práctica
Hacé una oración de autoridad
antes de llamar o visitar a alguien nuevo.
¡Ejercé la autoridad que tenés!