Los leprosos no estaban en una iglesia, sino en las calles de una aldea. El corazón del Señor Jesucristo es que seamos más amplios y generosos con la oración, los milagros y la ayuda con la gente necesitada. Jesús sabía que solo uno de esos diez leprosos estaba dispuesto a caminar con Él. Sin embargo, aun sabiendo que solo uno volvería para seguirlo, el Señor sanó a los diez. De esta forma, Él les mostró a esos diez hombres que todo lo que hizo fue por amor.
¡Qué tremenda lección de amor! Y es maravilloso cuando la iglesia entiende ese mensaje.
Por eso, más que por alcanzar un objetivo, nosotros debemos salir a las calles por amor a la gente. Es necesario que tengamos el corazón de Jesús para poder servirle a Él y ministrar. En Invasión no vamos a activar milagros, sino que iremos como Jesús lo hizo. Es posible que muchos reciban su milagro y aun así no vengan a la iglesia. Otros, tal vez se demoren un tiempo en venir, y hasta un par de años en aceptar al Señor, pero puedo asegurarte que estaremos predicando el Evangelio, sembrando la semilla de la Palabra tal como lo hacía el Señor.
Señor Jesús, te pido que me enseñes a hacer la obra del ministerio como lo hacías vos, con Tu mismo corazón, con Tu mismo espíritu, con Tu misma actitud. Señor, también quiero darte gracias por darnos el privilegio de ser parte de este movimiento gigantesco del Evangelio extendido por toda la Tierra. Gracias por poder predicar Tu Palabra y por poder seguir tu ejemplo. Señor, aquí estamos para servirte y para servir a la gente.
Sugerencia Práctica
Desde hoy salimos a la calle a tomar peticiones.