Dios es poder, y ese poder fluye desde Él
hasta nuestras manos. Para la iglesia de hoy
es un gran desafío poner en práctica este poder sobrenatural de Dios y ministrarlo en las
personas. ¿Podemos Sus hijos apropiarnos
del poder de Dios? Claro que sí, Jesús mismo
nos habilitó a hacerlo. ¿Cómo?
Veamos:
1. Teniendo intimidad y una comunión
sincera con el Espíritu Santo. Si aprendemos
a orar relacionándonos con Él de manera
perseverante, este poder se manifestará con
cada persona que hablemos. La unción fluirá
de nuestra vida y contagiará a otros a buscar
a Dios.
2. Con ayuno y oración. Hay situaciones
y hechos que solo son vencidos con ayuno y oración. El ayuno incrementa la cantidad
y la rapidez de los milagros y nos lleva más
allá de ellos, de las leyes naturales. Además,
nos libera de nuestra ansiedad, de nuestra
percepción carnal y nos da una visión mucho
más espiritual de las cosas.
3. Obedeciendo a Dios. Nuestra obediencia hará que seamos personas confiables. Dios confiará cada vez más en nosotros
y desatará Su poder.
4. Muriendo o negándonos a nosotros
mismos. Esta actitud es progresiva y continua. El nivel de poder depositado en nuestro
espíritu será de acuerdo al nivel de muerte que
marcamos a diario. En la muerte al yo está garantizado el poder sobrenatural de Dios.
¡Apropiémonos del poder y sirvamos en
ese poder sobrenatural de Dios