¡Qué expresión tan conmovedora la del
Señor cuando dice “fuérzalos a entrar para
que se llene mi casa”! Esto nos muestra claramente el perfil del evangelismo que espera Dios de nosotros y cuál debe ser nuestra
motivación al hacerlo. Él anhela que Su casa
sea llena, que Sus hijos acudan a ella, que en
ella encuentren calor, comprensión, amor y
el propósito de sus vidas.
En Juan 14, Jesús nos dice: “En la casa
de mi padre muchas moradas hay”. Y cuando el Señor dice “fuérzalos a entrar” no habla
de practicar violencia física con las personas,
sino de ejercer violencia espiritual para darles
libertad, seguridad y convicción de que toda
su vida tiene sentido, llamado y propósito.
En primer lugar, oremos y ayunemos
por cada uno de ellos. En segundo lugar, forcémoslos con diligencia y eficacia, visitando,
consolidando, llamándolos por teléfono, yéndo a buscarlos para los cultos, mostrándoles en el testimonio diario el amor de Dios por
cada uno de ellos.
El sábado próximo tendremos el evento
evangelístico, por lo que este será un tiempo
de conquista. Te animo a que puedas pensar
más en esta frase, “fuérzalos a entrar”, que
trabajes, que invites a muchos con pasión y
esfuerzo para que al evento asistan las miles
de personas que recibirán a Dios en su corazón. Ya estás entrenado para traer la gente a
la casa de Dios; estás revestido con unción y
poder. Estás capacitado para hacer todo lo
que antes no hubieras hecho, de modo que
solo debés salir y predicar. Ya todo está listo
para que las personas sean salvadas y restauradas. ¡En la casa de Dios siempre hay
lugar!