Jesús dio esta enseñanza cuando estaba refiriéndose al establecimiento del Reino de Dios y echando fuera el reino de las tinieblas. Este es un tiempo de liberación y salvación para mucha gente, por eso ataremos al hombre fuerte. El hombre fuerte representa a una potestad espiritual y territorial con cierta jerarquía. También simboliza a las personas que trabajan para el infierno, y que buscan atar a la gente y entorpecer la extensión del Reino de los cielos. Jesús dijo: “Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra. Por tanto, id, y haced discípulos”. El mundo entero está bajo el maligno, y para liberar nuestros territorios debemos atar al hombre fuerte con la autoridad que nos fue entregada cuando fuimos enviados. En Invasión, el próximo sábado, en una acción conjunta con cientos de miles en muchos países, vamos a atar al hombre fuerte y establecer la autoridad de Cristo en nuestras ciudades para que Él se glorifique en ese lugar.
El diablo atesora como propio el corazón de muchas personas a quienes tiene enjauladas, encarceladas y en sufrimiento, pero en estos días vamos a atar al hombre fuerte y saquearemos su casa. Abriremos las cárceles de los que están cautivos y seremos testigos de una maravillosa liberación. Miles y miles de personas serán transformadas y se añadirán a nuestras iglesias, al pueblo de Dios. ¡Veremos la gloria de Dios desatada, y una vez más, la victoria de Cristo en la cruz será puesta de manifiesto!
Padre, gracias por la victoria que obtuviste en la cruz, gracias por haber despojado y destronado al infierno. Señor Jesús, en Tu nombre y con la autoridad que nos diste, en los próximos días ataremos al diablo, al hombre fuerte y a todo aquel que se quiera levantar contra la extensión de Tu Reino. Yo declaro que predicaremos Tu Palabra sin oposición y que la gente abrirá su corazón sin resistencia. Todo esto lo declaro en el nombre de Jesucristo.
Sugerencia Práctica
Es necesario que te prepares espiritualmente, por eso, hacé un autoexamen, arrepentite de lo que está mal y pedí perdón. ¡Ponete a cuentas con Dios!