Era un momento de gran hambre de
Dios. La gente se agolpaba para escuchar a
Jesús que enseñaba desde una barca. Imagino que al terminar Su prédica habrá ardido
en el corazón el deseo de hacer un llamado y
ver una gran cosecha de salvación, pero todavía no era el tiempo, el Cordero no había
sido aún inmolado.
Con cierto escepticismo por toda una
noche sin fruto, los discípulos obedecieron el
mandato de Jesús y levantaron una pesca increíble. El impacto de esa experiencia fue muy
fuerte para todos, pero veamos qué frutos produjo en la vida de Pedro específicamente:
1. Se le reveló el señorío de Cristo, y Su
infinita grandeza y santidad sobre nosotros.
Pedro le dijo a Jesús: “Apártate de mí, soy
hombre pecador” (Lucas 5:8).
2. Le produjo temor reverente.
Por la
pesca milagrosa el temor se había apoderado
de él y de todos los que estaban allí.
3. Produjo llamado.
Pedro fue llamado a
ser pescador de hombres.
4. Provocó consagración.
“Cuando trajeron a tierra las barcas, dejándolo todo le siguieron” (Lucas 5:11).
Producir abundante fruto para el Señor
no solo extiende Su Reino, sino que produce un extraordinario crecimiento en nosotros. Aprovechá este tiempo de Invasión para
dar una cosecha extraordinaria, y dejá que
el Señor se glorifique en las personas y en
vos mismo, transformándote en un poderoso
hombre o mujer de Dios.