Una de las formas más maravillosas que
tenemos para que las bendiciones del cielo
sean soltadas hacia nuestra vida es llevar
frutos. El apóstol Juan nos enseña la importancia de llevar frutos y de que estos permanezcan. Veamos tres características importantes sobre los frutos:
1. Jesús mismo es el que nos santifica
y nos limpia para que llevemos cada vez más
frutos.
Él mismo se ocupa de nuestra vida y
nos fortalece.
2. Llevar fruto es un asunto de relación
de intimidad con Dios.
El que está con Él y
permanece llevará mucho fruto.
3. Llevar fruto es glorificar al Padre, y al
hacerlo, pasamos a ser discípulos suyos.
El versículo completo cita: “Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en
vosotros, pedid todo lo que queréis, y os será
hecho”. “Todo lo que queramos nos será concedido”, ¡qué promesa tan maravillosa, bondadosa y amplia nos deja nuestro Señor en
Su Palabra!
En este tiempo de Invasión cada uno de
nosotros está llevando muchos frutos para
el Señor, lo que nos habilita a ese decreto
espiritual dado por el propio Jesús a nuestro favor: “podemos pedir lo que queramos”.
Por eso, activá tu fe en Dios y declará esta
promesa que es para todos los que estamos
firmes, unidos al Señor y llevamos muchos
frutos. Te animo a que le pidas a Dios todo
lo que deseás y estás necesitando, para tu
vida, tu familia, tus seres queridos reciban
los bienes materiales y espirituales que están necesitando.