Jesús usó los milagros como señal para los incrédulos. A través de las señales, la gente creía en Él y lo seguía. Esa era la manera en que Jesús se manejaba, salía a la calle, activaba señales y milagros; de esta forma, las personas veían algo absolutamente sobrenatural. Hoy, ese mismo poder que Jesús tuvo hace miles de años nos lo dio a todos Sus hijos. ¿Qué significa esto? Que hay suficiente poder en nosotros para poder mostrar señales sobrenaturales. Cada vez que salimos y mostramos las señales que el mismo Jesús hacía, cuando oramos y la gente se sana, no solamente estamos “hablando” de Dios sino “mostrando” a Dios. Ese poder es como un enorme letrero que le muestra a la gente donde está la verdad.
Muchas religiones creadas por el hombre y no por Dios salieron a la calle, pero la mayoría de ellas confunden a la gente y enturbian su posibilidad de encontrarse con el Salvador. Esta es la razón por la que nosotros necesitamos salir a la calle no como una religión más, sino siendo lo que somos: embajadores del Dios que está vivo, que tiene poder, que ama a la gente y quiere mostrarle Su amor.
Por eso, en este tiempo de Invasión salimos a la calle activando señales y prodigios, anunciándole a cada persona que “Dios va a traer respuesta sobre su vida”. Y aún más, en muchos casos, en ese mismo momento oramos y desatamos un milagro instantáneo por su petición. En estos días somos muchos los que estamos hablando de Dios y mostrando a Dios con señales, prodigios y maravillas. Este es un tiempo sobrenatural para tu vida, para tu ciudad y para muchos a través de Invasión.