Este pasaje hace referencia al rey
Ezequías, a su actitud, su servicio, la integridad y la vocación con la que servía a Dios, y cuán prosperado fue. ¿Por qué fue grande su premio y el respaldo de Dios para con
su vida? Porque sirvió a Dios “en la casa de
Dios”. El pasaje afirma que todo lo que sirvió
en la casa de Dios lo hizo de acuerdo a la
ley y a los mandamientos; todo fue hecho de
acuerdo a las órdenes, las reglas y las normas de la ley de Jehová. Y todo lo hizo de
corazón. Servir a Dios, hacer Su voluntad y
cumplir Sus mandamientos desde su casa, la
iglesia, trae prosperidad.
Ezequías fue prosperado y nosotros
también lo seremos. Cuando servimos a Dios
y lo buscamos con todo nuestro corazón,
la prosperidad llegará a nuestras vidas. En
muchas ocasiones buscamos la prosperidad trabajando en otras tareas que ponemos
como prioridades, desenfocándonos y dándole menos tiempo a la obra de Dios. A veces
buscamos tener dos o más trabajos para suplir nuestras necesidades y así poder darles
algún gusto a nuestros hijos, pero necesitás
saber que la prosperidad anhelada llega de
una manera contraria a este accionar. Cada
vez que le dedicás tiempo a Dios, que creés
en Él, que te movés en santidad y en comunión con el Espíritu Santo; cada vez que salís
a predicar Invasión, que consolidás, que orás
por el necesitado, recibirás mucho más fruto y prosperidad de lo que puedas imaginar.
¡Esta es otra promesa de Dios que se cumplirá en tu vida!
Sugerencia Práctica
Mañana será una gran oportunidad para afirmar
nuevos creyentes. ¡Invitalos al culto!