El poder de Dios actúa “a través” de nosotros y “en” nosotros. Tal vez nos cueste
creer que a pesar de nuestras imperfecciones, de nuestros defectos, Dios nos use; sin
embargo, así es. Dios opera como Dios, y no
es menos Dios porque usa personas imperfectas. El Señor se manifiesta a través de Sus
hijos, aunque somos vasos de barro imperfectos, débiles.
¡Dios anhela ser en nosotros
tan poderoso como lo es en Sí mismo!
Muchas personas observan esta verdad
como una incongruencia y dudan, pero es un
hecho, cada uno de nosotros puede ser usado por Dios para demostrar Su poder. Vos
y yo somos portadores de Su gloria en todo
tiempo y en todo lugar, en el diario vivir y en el evangelismo sobrenatural, ¡somos agentes
legales de Dios aquí en la Tierra!
Los cristianos debemos establecernos
en el poder y en la autoridad legal que viene
de Dios, sujetarnos a la cadena de mandos
que Él estableció para tomar y ejercer autoridad, la misma autoridad perdida por Adán y
recuperada luego por Jesucristo. ¿Para qué?
Para destruir las obras del enemigo, la incredulidad y el pecado.
Desafiémonos a ejercer ese poder sobrenatural en nuestro servicio a Dios, cuando
salimos a predicar y también en nuestra vida
cotidiana, porque El Señor se manifestará a
través de Sus hijos.