“Os saluda Epafras, el cual es uno de vosotros,
siervo de Cristo, siempre rogando encarecidamente
por vosotros en sus oraciones,
para que estéis firmes, perfectos y completos en todo
lo que Dios quiere”.
Colosenses 4:12
El apóstol Pablo destaca la oración que
uno de sus hombres de confianza hizo constantemente por la iglesia de Colosas, poniendo de manifiesto que esta es la expectativa y
el anhelo de Dios para con nosotros. Si somos
capaces de ponerlo en práctica, nuestra vida
será mucho más bendecida y exitosa. La oración expresa la recompensa de estar firmes,
perfectos y completos en todo lo que Dios
quiere.
Veamos cada una de estas cualidades:
• Firmes: “Al que venciere, yo lo haré
columna en el templo de mi Dios” (Ap 3:12).
Cada vez que enfrentamos luchas sin bajar
los brazos y nos paramos en fe, venceremos,
y no solo eso, sino que tendremos un mayor
peso de la gloria de Dios.
• Perfectos: A los ojos de Dios es imposible ser perfecto, pero cuando habla de ser
perfectos a los ojos de los hombres se refiere
a ser irreprensible, un obrero que no tiene de que avergonzarse, que camina firmemente
hacia la santificación y que practica la santidad. Son los perdonadores, bendecidores,
mansos, generosos, misericordiosos, que caminan de acuerdo a la Palabra.
• Completos: Necesitamos ser completos en cuanto a nuestro accionar. Aprendamos a ser adoradores de Su presencia, conocedores de la Palabra de revelación que
recibimos, guerreros implacables contra el
infierno, gente de oración perseverante, intensa, ganadores de almas y de multitudes.
Seamos completos en Dios. Hay personas sumamente trabajadoras que ganan almas pero
no adoran; otros hacen guerra espiritual pero
no conquistan; otros son sabios en la Palabra
pero no la predican. En este tiempo revisemos nuestras vidas y determinémonos a ser
firmes, perfectos y completos en el Señor.
Oración
Señor, te pido que me ayudes
porque solo por tu gracia puedo llegar a estar
siempre firme, perfecto y completo en Ti. Sé
que puedo y lo lograré. Amén.
Sugerencia Práctica
Nunca te desanimes,
¡tu obra en el Señor jamás es en vano!